El archipiélago de Chiloé esconde muchos secretos, y uno de ellos bien podría ser este pueblito en la isla de Quinchao. Ubicado junto al mar, pude visitarlo durante mi viaje en 2016 junto con Dalcahue y Achao y me pareció de lo más apacible. Hoy te cuento qué hacer en Curaco de Vélez para que disfrutes de un paseo muy completo entre patrimonio, historia y naturaleza. ¡Vamos!
Qué hacer en Curaco de Vélez
Curaco de Vélez tiene una historia marcada por la presencia indígena y la temprana actividad misionera en Chiloé. Antes de la colonización española, el territorio fue habitado por pueblos huilliches y chonos, que vivían de la pesca, la recolección y la navegación en dalcas. Con la llegada de los jesuitas en el siglo XVII, se organizaron las primeras comunidades cristianas, se levantaron capillas y se integraron elementos de la cosmovisión local dentro del nuevo marco religioso.
Durante los siglos posteriores, el pueblo se desarrolló como un pequeño centro agrícola, ganadero y pesquero, profundamente ligado al mar y al intercambio con otras localidades del archipiélago. Aunque hoy es una localidad tranquila, Curaco de Vélez conserva su esencia rural, sus casas antiguas, su iglesia y su vínculo con el entorno natural.
Iglesia de San Judas Tadeo
El principal monumento de Curaco de Vélez es la Iglesia de San Judas Tadeo. Levantada en madera por artesanos locales, sigue las características propias de la arquitectura religiosa del archipiélago: fachada simple, torre frontal, pórtico con columnas y un interior sencillo. En este caso, no forma parte del listado de iglesias UNESCO porque su versión original fue destruida por un incendio en 1971 cuando se encontraba en trámite para ser declarada Monumento Histórico Nacional.
Plaza de Curaco de Vélez
En la plaza frente a la iglesia verás un escudo de Curaco de Vélez en el suelo. Lleva la frase «Cuna de Héroes» en referencia al orgullo local por haber sido lugar de nacimiento de algunos destacados marinos chilotes que tuvieron un papel fundamental en la historia naval de Chile.
Entre ellos destacan dos figuras especialmente recordadas. Uno es Galvarino Riveros Cárdenas, nacido en Curaco de Vélez, quien fue contralmirante de la Armada y comandante del blindado Cochrane durante la Guerra del Pacífico. Participó en batallas decisivas como Angamos, y es considerado uno de los grandes héroes navales del país.
Mientras, Francisco Hudson fue explorador e hidrógrafo. También es originario de la comuna y es recordado por sus expediciones, su aporte al conocimiento geográfico del sur de Chile y su legado como navegante.
Centro cultural y museo
También en la plaza del pueblo está el Centro Cultural y Museo de Curaco de Vélez, que nació como parte de un proyecto de rescate patrimonial. Su misión principal es poner en valor y difundir el patrimonio cultural de Curaco de Vélez, actuando como un centro de interpretación donde se explican la historia, la arquitectura, la religiosidad, el vínculo con la naturaleza y las tradiciones que han dado forma al territorio.
El museo exhibe piezas etnográficas e históricas relacionadas con la vida rural, la pesca, la carpintería y los oficios tradicionales, además de fotografías y paneles que reconstruyen la memoria colectiva del pueblo. También incluye espacios dedicados a la flora, fauna y patrimonio naval, resaltando la importancia de los héroes locales y el legado marítimo de la comuna.
Costanera de Curaco de Vélez
La Costanera de Curaco de Vélez es uno de los rincones más agradables para disfrutar del paisaje de la isla de Quinchao. Recorre el borde costero del pueblo y desde allí tendrás vistas hacia el canal. El paseo es peatonal y se hace sobre una pasarela de madera, de modo que no afectan las mareas.
Humedal de Curaco de Vélez
El Humedal de Curaco de Vélez es uno de los tesoros naturales más valiosos de la comuna y un lugar perfecto para disfrutar de la observación de fauna. Se sitúa en la bahía frente al pueblo y es un refugio para diversas aves residentes y migratorias, entre ellas los famosos cisnes de cuello negro, cormoranes, garzas o playeras que encuentran alimento y descanso entre las aguas poco profundas y la vegetación. Según el cartel informativo del humedal, las aves playeras migratorias vuelan 16.000 kilómetros desde Alaska a Chiloé, siendo el más representativo el zarapito de pico recto.
Cómo llegar a Curaco de Vélez
Curaco de Vélez se encuentra en la isla de Quinchao, en pleno corazón del archipiélago de Chiloé. Es una comuna pequeña y tranquila rodeada de campos verdes, bahías y canales que conectan las islas interiores. Su ubicación la convierte en un destino perfecto para combinar con una visita a Dalcahue o Achao, ya que se encuentra muy cerca de ambos centros urbanos. De hecho, yo lo hice así: visité Dalcahue, Curaco y Achao en el mismos día desde Castro.
La forma más habitual de llegar es desde Dalcahue, tanto en tu auto como en autobús. De allí sale el transbordador que cruza el canal hacia Achao, y el trayecto dura apenas unos minutos. Una vez en la isla, solo hay que seguir la ruta principal para llegar al pueblo.
Si viajas en autobús como hice yo, lo tendrás que tomar en Dalcahue y la empresa que hace el recorrido es Queilén Bus. Infórmate de los horarios antes de planear tu ruta, ya que no suele haber muchas frecuencias.
Si no quieres complicarte con la logística, también puedes recurrir a los tours que recorren la isla. Normalmente salen de Castro y visitan en el día Dalcahue y la isla de Quinchao. Aquí puedes reservar uno de ellos.
Ya ves que visitar Curaco de Vélez es de lo más entretenido. Tienes historia, patrimonio, tranquilidad y naturaleza, así que recorrer sus calles debería estar en tu ruta por la isla de Quinchao. ¡Anímate a conocerlo!
Este post pertenece a la guía para viajar sola a Chile
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